En 1958, cuando el arquitecto polaco Oskar Hansen presentó su proyecto de monumento para el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, una de las víctimas valoró su propuesta de este modo: Nosotros no fuimos torturados y nuestras familias no fueron asesinadas de modo abstracto.
En el caso de los memoriales o monumentos a las víctimas, las asociaciones o grupos de interés que reivindican justicia y memoria, lo hacen en distintos frentes: el jurídico, el político, el pedagógico y el simbólico. Cuatro dimensiones interconectadas en la pugna de legitimidades en cuanto a ocupación ideológica del espacio público.
Dichos espacios, diseñados bajo parámetros plásticos, arquitectónicos y visuales, tienen ante sí la tarea de construir el lugar simbólico que los interesados anhelan. Este reto, de enorme magnitud, convierte a este campo en una de las áreas más vanguardistas (y también complejas) a nivel artístico.
Núria Ricart Ulldemolins es profesora de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Doctora en Espacio Público y Regeneración Urbana, sus líneas de investigación son la monumentalidad, el arte público, el espacio público y la memoria.