ALCOFORADO (ATRIBUIDAS), MARIANA
«Me resisto a todas las evidencias que deberían convencerme de que ya no me amas, y me siento más dispuesta a entregarme ciegamente a mi pasión que a los motivos que me das para quejarme de tu desconsideración. ¡Cuántas inquietudes me habrías ahorrado si, los primeros días que te vi, tu manera de proceder hubiese sido tan desatenta como me ha parecido la de después! Pero ¿quién no se habría dejado engañar, como yo, por tantos desvelos, y a quién no le habrían parecido sinceros? ¡Qué difícil es desconfiar, por mucho tiempo, de la buena fe de aquellos a quienes amamos! Bien veo ahora que cualquier excusa te basta pero, incluso sin que te molestes en dármela, el amor que siento por ti te es tan fiel que permite que te considere culpable únicamente, para que yo misma tenga el grato placer de justificarte».