Los nombres epicenos son aquellos que, como Claude o Dominique, pueden utilizarse tanto en masculino como en femenino. En esta historia él (Claude) despliega un gran empeño en casarse con ella (Dominique), y después en dejarla embarazada. Al fin logra su objetivo y como resultado nace una hija llamada Epicéne. Sin embargo, en cuanto se produce el nacimiento la obsesión procreadora del padre se torna indiferencia absoluta hacia su hija. Nothomb explora con su sagacidad habitual las complejas relaciones paternofiliales y los resquemores del amor no correspondido. Y lo hace construyendo una suerte de perverso cuento de hadas contemporáneo, una fábula cruel, narrada con concisión, precisión y contundencia.