En otoño de 1907, dos años después de ser nombrado subsecretario de Estado para las Colonias, Churchill decide tomarse unas vacaciones y emprender un viaje por los territorios africanos bajo dominio británico. Desde Malta y vía Chipre, cruza el Canal de Suez para dirigirse a Mombasa. Allí es donde comienza Mi viaje por África. Asciende por tren a Nairobi y se dirige, a través de Uganda, hacia los Grandes Lagos, desde los cuales y siguiendo en lo posible el curso del Nilo Blanco, inicia su viaje descendente hasta llegar a Jartum. La caza de leones o de rinocerontes se va alternando con una crónica apasionante sobre la mosca tse-tse y la enfermedad del sueño o sobre las dificultades del entomólogo aficionado para hacerse con una colección de mariposas. Esta narración una autentica rareza en la bibliografía del Premio Nobel de Literatura recoge, en definitiva, con entusiasmo los acontecimientos y las reflexiones de aquellas semanas.