Esta antología en dos tomos, auténtico periplo por los espacios abiertos de las montañas japonesas a las extensiones del Oeste americano, nos presenta una faceta de la obra de Taniguchi desconocida para nosotros: la época en que, inspirado en la historieta europea, hacía sus pinitos con éxito en la bande dessinée de género introduciendo lo que ahora es considerado como su marca de fábrica: un inmenso talento como contador de historias.