La infancia de Luis Torres de la Osa estuvo mecida por el paisaje hipnótico de las pistas rojas de tierra batida y por la promesa embriagadora de convertirse algún d¡a en un jugador profesional. La carrera de la joven promesa ten¡stica, no obstante, quedó truncada por un final súbito y nada dramático: no hubo una lesión aterradora, tan solo la delectación juguetona del adolescente que se asoma a la vida fuera de la pista. Ese momento decisivo, proclive a las especulaciones sobre vidas paralelas, inspiró al autor a escribir un libro sobre tenis que al mismo tiempo es una investigación sobre todo lo demás: la belleza, el sexo, la melancol¡a, los deseos, el tiempo, la amistad, el dolor, la muerte.