«El mal puede entrar en casa cuando menos lo esperas
y de la forma más extraña»
El pianista frustrado Robert Svenson recibe el alta tras una temporada en el psiquiátrico, al que lo habían ingresado después de verse arrastrado por una espiral de trágicos y aterradores incidentes.
Para acabar de recuperarse del trauma, se traslada a la casa de su infancia, ahora propiedad de su hermana Amanda, una idílica vivienda en pleno corazón de la Península Olímpica. Los dos hermanos dedicarán aquellos días a recuperar el tiempo perdido y se esforzarán en arreglar los problemas que separaron sus caminos años atrás. Pero él también le debe a Amanda la explicación de cómo acabó en el psiquiátrico. Y esta es la parte que Robert desearía evitar, porque tendría que hablar de Wody. Y no quiere. Pues teme que Wody vuelva a dirigirle la palabra.
Porque Wody solo quiere una cosa: que Robert se siente en el piano e interprete aquella inquietante melodía que ronda su cabeza, aquella que él titula en secreto "Canción maldita" y que juró nunca tocaría.