Lucas es un joven universitario que parece no tener las cosas claras. Poco a poco, empieza a darse cuenta de que sus anhelados sueños de juventud se deshacen entre los dedos de una realidad cruel y egoísta. Amparo está colgada de él y él a su vez de Sergio, el gordito de su clase que dibuja cómics y con el que trabaja algunos fines de semana en el restaurante.
Amor y rabia es una obra de impotencia, de sentimientos encontrados, de dobles lecturas, de querer dejarte llevar y no poder... de maduración al fin y al cabo. La novela es un reflejo contínuo de los sentimientos de protagonista, que nos obliga a identificarnos con él, con la forma en que vive su primer amor, su salida del armario, sus amargas lágrimas o sus primeras experiencias sexuales.
Juan Ernesto Artñedo cierra su ya famosa trilogía osuna que empezó con Peluche y continuó con Cazador. Una vez más, nos encontramos con diálogos que son lecciones de vida. Pero esta vez, como nuevo ingrediente en su obra, nos regala una prosa que rebosa estilo y elegancia, convertida en una extensa carta que envía a un amigo para desahogarse. Un libro escrito con las entrañas, porque puede apreciarse cómo el autor ha derramado su sangre en cada una de las páginas.
Lo dije una vez y me repito, si lo tuyo
Lucas es un joven universitario que parece no tener las cosas claras. Poco a poco, empieza a darse cuenta de que sus anhelados sueños de juventud se deshacen entre los dedos de una realidad cruel y egoísta. Amparo está colgada de él y él a su vez de Sergio, el gordito de su clase que dibuja cómics y con el que trabaja algunos fines de semana en el restaurante.
Amor y rabia es una obra de impotencia, de sentimientos encontrados, de dobles lecturas, de querer dejarte llevar y no poder... de maduración al fin y al cabo. La novela es un reflejo contínuo de los sentimientos de protagonista, que nos obliga a identificarnos con él, con la forma en que vive su primer amor, su salida del armario, sus amargas lágrimas o sus primeras experiencias sexuales.
Juan Ernesto Artñedo cierra su ya famosa trilogía osuna que empezó con Peluche y continuó con Cazador. Una vez más, nos encontramos con diálogos que son lecciones de vida. Pero esta vez, como nuevo ingrediente en su obra, nos regala una prosa que rebosa estilo y elegancia, convertida en una extensa carta que envía a un amigo para desahogarse. Un libro escrito con las entrañas, porque puede apreciarse cómo el autor ha derramado su sangre en cada una de las páginas.