El arte puede ser, o más bien debe ser, un llamamiento a la acción. Quienes trabajamos en las creaciones culturales, tanto desde la práctica como desde la teoría, debemos, como profesionales y como ciudadanas y ciudadanos, sentirnos parte de lo colectivo y desde este colaborar juntos/as en evidenciar y solucionar los
problemas que rompen esta idea de comunidad justa, igualitaria y diversa.
Trabajar en la resolución de conflictos mediante el encuentro, combate y curación es la base del trabajo de
las artistas que aparecen en este libro. Hacen de su obra un constructo social/político de denuncia, que presenta
y representa las formas de violencia contra las mujeres que se da como un mal endémico en nuestra sociedad y
que no diferencia entre clases, culturas y razas. Hablamos de violencia en plural porque estos trabajos atienden a la violencia física y sexual, psicológica, laboral, estética o simbólica. Cada obra que hay en este ensayo es una Propuesta para habitar un mundo en común, un crear relaciones con el mundo.