¿Cuál es el conjunto de objetos del que puede o no hablarse respecto de la sexualidad? ¿Es este un campo de enunciaciones posible o no? Michel Foucault plantea estos interrogantes y sostiene que la sexualidad se ha convertido en el sismógrafo de nuestra subjetividad. Fue en el mundo cristiano del pecado donde la sexualidad conoció una felicidad de expresión. Carne es el nombre que el cristianismo da a las relaciones entre cuerpo, deseo, concupiscencia y libido. La catedral será una inmensa enciclopedia en piedra y la suma artística de toda la civilización medieval, al decir de Umberto Eco. En canecillos, metopas y capiteles, por ejemplo, se representarán temas sexuales. La desnudez aparecerá en miniaturas y en pinturas, a partir de las figuras de santos, Adán, Eva, Cristo, condenados, cadáveres diseccionados, resucita- dos, esposos y grupos en baños. Fuentes de carácter documental, literario o artístico mostrarán un universo en el cual la sexualidad se hace explícita. Sin embargo, la sociedad medieval puede resultar contradictoria al receptor actual, puesto que por un lado, condena y por otro, promueve aquel